Las historias nos han acompañado siempre: desde que tenemos memoria como individuos y desde que tenemos memoria como sociedad. Las utilizamos en nuestro día a día de forma constante y, en ocasiones, las utilizamos con el fin concreto de transmitir a los demás algo que es importante para nosotros, más allá del hecho que se narre. Una acción que, por cierto, no siempre realizamos de forma consciente.

Siendo una de las formas de comunicación oral más antiguas que existen, las historias tienen un potencial increíble para ayudarnos a transmitir nuestros valores, emociones o sentimientos más profundos. Como toda herramienta, el tan extendido Storytelling necesita de una serie de elementos para conseguir llegar hasta nuestro interlocutor con la fuerza deseada. A la capacidad oratoria del narrador (de lo que hablaremos en otro post) se debe sumar una estructura clara, que marque la acción, el conflicto y la moraleja. Nuestro objetivo es generar empatía en el interlocutor.

Aquí os dejo algunos consejos para construir una gran historia.